lunes, 3 de junio de 2013

Llamber (2013)



 Tras leer en multitud de webs y blogs las maravillas de este restaurante del Borne decidimos acudir allí para celebrar un cumpleaños. Se les supone raíces asturianas y algo de eso se traslada a la cocina. Por otro lado destacar una abundante oferta de vinos a copas, muy interesante.
 En la entrada está la barra y enfrente una zona de mesas altas y taburetes, y en la parte del fondo están las mesas de altura normal, de las que me sorprendió su considerable tamaño, un lujo ya casi olvidado por estos lares de mesas minúsculas en las que hay que ser un genio del tetris para encajar dos platos, dos vasos y una botella sin que se caiga nada; como digo, aquí no es así, o la menos a nosotros nos tocó una mesa amplia, de sólida madera y sencillamente pertrechada.

 La carta está dividida entre el apartado de pica-pica y el de platinos, y ya nos avisaron que están hechos con la idea de que sean para compartir, a lo que aún ayuda más la existencia de medias raciones en algunas de las propuestas. Para poder probar más cosas hicimos uso de esa posibilidad y empezamos con media tabla de quesos, compuesta por tres quesos catalanes (en la parte izquierda de la foto y de arriba a abajo uno de oveja, uno de cabra y uno azul de oveja) de los que no nos dijeron los nombres, y otros tres quesos asturianos (uno de vaca, un poco de Cabrales y uno muy fuerte, de hecho extremadamente fuerte, que está en la esquina inferior derecha de la foto), de estos nos presentaron el Cabrales y el extrafuerte pero de este último no recuerdo el nombre, poca cabeza que tiene uno. Nos gustaron todos bastante y dada la variedad, había para todos los gustos, aunque el nuestro es sencillo porque ¡nos gustan todos los quesos!

 Seguimos con media ración de patatinas al cabrales con praliné de avellanas, que ya habíamos probado en la 6ª edición de la ruta de tapas de Barcelona (que podéis ver aquí). Son unas pequeñas patatas confitadas, muy tiernas, coronadas con una suave crema de avellanas y el citado queso asturiano. Volvieron a convencernos como en la primera ocasión que las probamos.

 Como último entrante pedimos la fondue de parmesano, con trigueros y langostinos, en la que éstos venían ensartados en sendas brochetas y acompañados por un bol con la cremosa salsa, de la que nos explicaron que llevaba además del queso pero mi memoria vuelve a dejarme en evidencia (¡lo siento!), en todo caso estaba buenísima y cuando se acabaron las brochetas seguimos apurándola con el pan.
 De hecho, ahora compruebo que en todos los entrantes que tomamos el queso era ingrediente principal o incluso único, lo que podría parecer algo monótono pero en aquel momento no nos lo pareció en absoluto.

 Como platos principales nos decantamos primero  por el bonito asado con manzana, compota de cebolla y eucaliptus, donde en una pizarra se alternaban los trozos soasados del precioso pescado y los bastoncillos de manzana, y sobre éstos la compota. Buen plato.

 Y por último tomamos la morcilla de Burgos con chipirones, mermelada de cebolla y germinados, donde un buen trozo de morcilla cortada por la mitad longitudinalmente servía de base a buenos pedazos de chipirón pasados por la plancha, sólo separados por el dulce de cebolla y se completaba el conjunto con los brotes germinados. La morcilla era sencillamente espectacular, con su adecuado punto de picante, y combinaba estupendamente con los chipirones. Se puede venir a este restaurante solo a comer este extraordinario plato.

 No tomamos postres porque estábamos ya muy hartos y pasamos directamente a los cafés. Para beber tomamos una botella de agua e hicimos uso de su amplia oferta de vino a copas y tomamos cuatro blancos diferentes, cuyos nombres aparecen reflejados en la cuenta, y que cumplieron sobradamente su función.
 Otro detalle que mencionar fue el pan, pues lo servían en unas cestas con tres panecillos, dos normales y uno de semillas, sólo si lo pedías y a 2,50 euros la cesta. Estaba realmente rico pero no sé si vale la pena destacarlo a esos precios, ¿donde se fueron aquellos tiempos en que el pan iba incluido en el servicio?
 De todas manera nos gustó mucho el sitio y la comida, y aunque no es especialmente económico nos pareció de lo más recomendable. El ambiente estaba repleto de guiris con posibles que abarrotaban el local en grupos bastante numerosos, pero al menos soportablemente ruidosos.


Llamber
http://llamberbarcelona.com/
C/ Fusina, 5
08003 Barcelona
933 196 250 (mejor reservar)
todos los días de 13,00 a 23,30 h

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