viernes, 28 de marzo de 2014

Semproniana (2014)



 Por tercer fin de semana consecutivo aprovechamos la 2ª ruta del bacalao de Barcelona y acudimos a uno de los restaurantes participantes en ella (aquí y aquí podéis ver nuestras dos primeras experiencias), en este caso se trató del Semproniana de la mediática chef Ada Parellada, que no conocíamos y que ya de entrada he de reconocer que nos gustó mucho.
 Nada más entrar se encuentra lo que parece, pero enseguida se demuestra que no lo es, una cocina de juguete, y en la que supongo que será donde impartirá sus famosos cursos de cocina para niños, y tras atravesar un pequeño pasillo enlazamos con la sala del restaurante propiamente dicho, un espacio diáfano y bastante amplio, con los consecuentes problemas de ruido ambiental que ello comporta, y es que cuando se llenó, casi hasta la bandera, se acrecentó el barullo y se hizo algo molesto.
 A destacar también como está decorado el local, con profusión de objetos antiguos, casi siempre relacionados con la cocina, y reciclados o reaprovechados, ya que les suelen dar un uso diferente al que se les supone. Como ejemplo, las botellas que tienen dentro papeles que hacen de cartas, como el conocido "mensaje en una botella" que cantaba Sting en sus tiempos con The Police; o el escurridor que hacía de portavelas en el centro de nuestra mesa. Otro detalle de la decoración es que no encontramos, aunque las buscamos, dos sillas iguales en todo el restaurante, tampoco es que lo registrásemos a conciencia pero aun así...Vamos que se trata de un sitio diferente desde el primer golpe de vista, que te puede gustar o no, más o menos, pero seguro que no te dejará indiferente. La iluminación no es que sea su fuerte tampoco, y es por ello que el uso del flash se volvió poco menos que imprescindible.

 Y pasando a lo que realmente importa, al menos a mí, una vez les dijimos que veníamos a probar su menú de la ruta del bacalao, nos pusieron una cubitera con la ínclita Inedit en una cubitera que descansaba en una especie de trona, como si fuera un niño, nos trajeron la solicitada botella de agua, una cestilla con panecillos y un cuenco con unos ajos en vinagre que hicieron de aperitivo. En un principio sorprende bastante que te den ajos enteros, pero yo ya llegaba avisado y sabía que no es tan bestia como parece, ya que en realidad no saben a ajo casi nada, y lo que predomina es el aliño avinagrado y el sabor de las hierbas en que los han marinado, todo eso sin perder un ápice de frescura ya que mantienen la textura de completamente crudos.

 El primer plato que nos sirvieron fue una brandada de bacalao servida sobre un brownie de olivas negras, con polvos de tomate y de la misma aceituna para decorar el plato, además de un aro de pimiento rojo y un crujiente hecho de la piel del bacalao. Nos gustó mucho y por ponerle una pega decir que el brownie estaba aún algo frío de la nevera y tal vez por ello no sabía demasiado a aceituna.

 Luego llegaron las anunciadas tres alcachofas, en crema, confitadas y fritas. En el centro de una sabrosa y estupenda crema de alcachofas, emergía una alcachofa confitada, muy tierna, que era coronada a su vez por unas finísimas chips de la misma verdura triplemente protagonista. Muy buen plato con tres texturas de un mismo producto, claro que te tiene que gustar la alcachofa.

 El plato principal nos recordaba de nuevo quien es el verdadero protagonista de la ruta, el bacalao, y para ello nos presentaron un imponente pedazo (¡era un trozo realmente grande!) de ese apreciado bicho, bañado en unas salsas de miel y romero, que pecaron de tímidas en comparación al bacalao, que les ganó la partida por completo. Tal vez un poco más de potencia en los sabores de las salsas le hubieran aportado matices interesantes al bacalao, aunque también es cierto que éste no los necesitaba en absoluto. Sí ayudaban a ello en cambio, el crujiente de miel y las minúsculas y soberbias cebollitas glaseadas que se encontraban encima y debajo respectivamente de tan apreciable porción de bacalao.

 Con poco o ningún apetito encaramos el capítulo final del menú, la copa de chocolate y naranja, por lo que es aún más meritorio lo buena que nos pareció a todos, en la que un gajo de naranja y algunos hilos de su piel confitada, reposaban sobre una suave mousse de chocolate que encerraba unas bolitas crujientes del mismo elemento y, aunque no se aprecia, en el fondo todavía existía una tercera textura de chocolate, más sólida y más potente, casi como la parte interna de un coulant. No soy muy amante de los postres pero éste me gustó muchísimo, lo cual ya querrá decir algo.

 Pedimos los acostumbrados cafés para terminar la cena, y con ellos, y para acompañarlos, nos trajeron esta impresionante especie de "coca de vidre" con sésamo, muy buen detalle que, ahora sí, ya nos costó apreciar en lo que valía por lo llenos que estábamos.

 Tras ello pedimos la cuenta en la que se puede ver que sólo se reflejan los menús de la ruta del bacalao y los cafés, por lo que se nos quedó la cosa en unos 32 euros por persona, muy buen precio por la calidad y cantidad que habíamos recibido, y que hizo que pusiéramos este restaurante en la lista de futuribles para próximas ocasiones, ya que nos gustó su propuesta.

Semproniana
http://www.semproniana.net/
c/ Rosselló 148
08036 Barcelona
934 531 820
Todos los días de 13:30 a 16:00 y de Martes a Sábado de 21:00 a 23:30

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