jueves, 5 de junio de 2014

De Tapes per Barcelona 8 (2014)


  Una vez más nos cogió por sorpresa el inicio de la nueva edición (ya van por la octava) de la ruta de tapas por Barcelona, pero aun así me dio tiempo a ir el primero de los once días que duraba el evento a buscar el preceptivo mapa, para revisar y preparar nuestros periplos de días venideros. La participación ha aumentado hasta los 104 locales, agrupados por zonas para que sea algo más fácil su ubicación en el plano y su localización en el listado.
 Para ello me acerqué al bar participante más cercano a mi casa y el único situado en la Barceloneta, un veterano de estos concursos como es el Can Ganassa, y que como siempre presentaban una tapa sencilla y bastante clásica, esta vez se trataba de un timbal de escalibada con queso de cabra, en una combinación resultona que en mi caso se hubiera beneficiado si el queso hubiera estado algo menos frío, pero la verdad es que diría que la mía fue la primera tapa que sirvieron y los pillé un poco en fase de preparación.

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 Al día siguiente ya quedamos para probar las sugerencias de la ruta de este año, aunque únicamente pudimos hacerlo tres de los componentes del cuarteto de amigos que habitualmente realizamos este periplo por los bares de nuestra ciudad. Empezamos en La Cala del Vermut 2 con su montadito de salmón con queso fresco, tomate seco y alcaparras, bastante bueno.

 En el cercano H3 servían un pincho de chistorra, bacon, huevo de codorniz, tomate cherry, cebolla y una salsa agridulce picante, muy sabrosa.

 Cruzamos la Via Laietana para acudir al Alsur Café (Palau), enfrente del Palau de la Música, donde nos pusieron un pequeño montadito con rúcula, parmesano, gambas y bacon, que estaba muy bueno pero supo a poco por su reducido tamaño.

 Bajando por la Via Laietana llegamos a El Reloj donde más que una tapa parecía un plato combinado, ya que al anunciado montadito de solomillo ibérico con queso de cabra y salsa de vino tinto le acompañaba una guarnición de vegetales variados tales como calabacín y berenjena.

 En la plaza de la catedral está La Taverna del Bisbe, ganadora de la edición del año pasado con un tataki de atún, y que este año ha dado un pasito atrás con esta mini-hamburguesa con cebolla y queso de cabra.

 El más que cercano Cafè d'en Victor se apuntó al fervor independentista de estos tiempos que vivimos con una tapa que visualmente mostraba una senyera estelada hecha con salsas y sobre las que reposaba un pincho de rape, choricito y pimientos rojo y amarillo, hincadas sobre unas estrellas que más que de pan parecían de galleta, por lo dulces que eran. En este local siempre se curran las tapas un montón e intentan darles un toque imaginativo aunque, como les ha sucedido esta vez, sólo sea a nivel visual.

 Dando la vuelta a la manzana llegamos a La Gloria, donde se les ocurrió preparar lo que llamaron bomba de huevo, y que era medio huevo duro relleno con carne y cubierto con bechamel y virutas de jamón. Me gustó la idea pero la ejecución no fue del todo lograda.

 Bajando por la calle Argenteria llegamos hasta el Xador, donde unos camareros de lo más amable que hemos encontrado últimamente por estos lares nos sirvieron estos montaditos de tortilla de calabacín con pimiento verde y bacalao, que nos gustaron bastante.

 Y el fin de esta primera jornada recorriendo los bares de Barcelona lo pusimos en el Portal de Santa Maria 4, justo delante de la catedral del mar, en el que su tapa eran unas estupendas láminas de salmón marinado con salsa de mango coronadas con caviar (¿?) y germinados.

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 El sábado teníamos un compromiso pero aprovechando que el lunes era festivo en Barcelona, continuamos el domingo con nuestra singladura degustando tapas y empezamos esa jornada en el Bar Navia, enfrente de la estación de Francia, con su tartaleta fría de merluza, con una especie de ensaladilla muy rica y una base crujiente. Un gran principio para ese día de tapas.

 En la calle Princesa se halla otro de los locales habituales de estas rutas, al que curiosamente no habíamos ido nunca, unas veces por su culpa y otras por la nuestra supongo, el Cal Brut, y que en esta ocasión presentaban al concurso una croqueta de brandada de bacalao salseada con una mermelada de pimiento que le aportaba un contraste dulce-salado innecesario para mi gusto, pero es que yo soy un fanático del bacalao, y poco amante de esas combinaciones.

 Subiendo esa misma calle y poco antes de llegar a la Via Laietana se encuentra el Nervión, donde un personal algo atribulado nos sirvió una mini-hamburguesa con queso, cebolla y alioli, y con una agradecida guarnición de patatas fritas tipo chips.

 Dirigimos nuestros pasos hacia el Raval y por el camino paramos en el Venus de la calle Avinyó (que por cierto ¡quién la ha visto y quién la ve!, si no parece ni la misma), que desde que participa en esta ruta presenta tapas con gran nivel y en esta ocasión no fue menos, con este sabroso puré de patata con cebolla coronado por un poco de caballa. Nos gustó mucho y como siempre aquí, nos sentimos muy bien atendidos.

 Ya cerca de las Ramblas encontramos La Rumbeta, un bar que no conocíamos y que parece de reciente factura, al menos en su estado actual, donde combinaron acertadamente la ensaladilla rusa con el carpaccio de bacalao, con la olivada como toque final.

 En el bar situado en los bajos de la Filmoteca y que lleva por nombre La Monroe, un agobiado pero amable personal nos sirvió una especie de bocadillo de frankfurt con pan de pita, espinacas y crema de mostaza. Nos gustó tanto que lamentamos que la ración no fuera mayor.

 Justo enfrente se encontraba nuestra siguiente parada, el Candela Raval y su pincho de butifarra y ceps con salsa de chalota. No estuvo mal pero no emocionó.

 Tras un intento infructuoso en la Taverna del Suculent subimos por la Rambla del Raval hasta el 1800, un local con personal mitad oriental y mitad magrebí donde nos pusieron cuatro trozos de choco rebozado con un poco de ensalada, y lastimosamente creo que puedo asegurar que debe ser el peor choco que he comido en mi vida.

 Al menos justo al lado se encuentra el Barraval, un clásico de estos certámenes que suele presentar tapas de bastante nivel, y en esta ocasión no fue menos con esta codorniz al corral, donde sobre una rebanada de pan venía un muslo de codorniz con confitura de pera, salsa agridulce y patatas paja. Nos gustó y además nos sorprendió la utilización de ese tipo de carne, que diría que jamás habíamos visto en las diferentes rutas de tapas que hemos hecho, y eso que ya llevamos unas cuantas.

 Se hacía ya tarde y era el momento de buscar donde poner el colofón a la etapa de ese día, y lamentándolo mucho, puesto que siempre nos han gustado mucho sus tapas, descartamos acercarnos al Sésamo por no alejarnos mucho de nuestro destino final, y optamos por descubrir La Rioja, en lo que debe ser una especie de casa regional, y en la que ofrecían una especie de patatas a la riojana versionadas en formato tapa, con una presentación en forma de timbal de la clásica combinación de patata y cebolla rehogadas con chorizo y rematada por un huevo frito de codorniz. Nos gustó mucho y nos encantó también el trato familiar del que fuimos objeto.

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El martes siguiente aprovechamos que estábamos por Poble Nou para acudir al Esperit del Vi, un bar de vinos situado al girar la esquina que preside el célebre Tio Che, donde tras una espera más que considerable nos sirvieron estos montaditos de butifarra al cava con piña, en una combinación que, debido a mi poco aprecio a esa fruta, no me esperaba que estuviera tan rico, con mención especial a la salsa, estupenda.

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 Y dado que el fin de semana nos íbamos fuera de la ciudad y no podríamos seguir con nuestro sabroso recorrido por los bares de Barcelona decidimos hacer un aperitivo previo a la cena con las tapas de la zona del Port Olímpic. No llegamos a tiempo de probar la propuesta de la Bodeguita Hijos de Lorenza que tenía buena pinta, así que nos dirigimos al Casino de Barcelona, donde tras pasar el engorrosos de identificarse y registrarse, bajamos al elegante bar del subterráneo a catar su pincho de hamburguesa con cebolla caramelizada sobre tosta de pan con crujiente de parmesano, conjunto acertadamente regado por una más que interesante salsa de carne. Muy rico, sobre todo para ser una hamburguesa.

 La última tapa que probamos en esta edición fue la del Barnabier, otro participante clásico en estos eventos, aunque a lo largo de los años han tenido sus luces y sus sombras. En esta ocasión nos gustó su brocheta de sepia y gambas sobre puré de patata, aunque sin entusiasmar.


 Al final pude probar 23 de las propuestas de esta edición de la ya veterana ruta de tapas de Barcelona, con un nivel más que aceptable en la mayoría de casos (y muy mejorado sobre alguna edición anterior de infausto recuerdo), con un gran número de locales participantes, como corresponde, que daban mucha penilla aquellas ediciones con poco más de 40 participantes en toda la ciudad, lo que supongo que habla del éxito de la propuesta o del buen hacer de los organizadores, no sabría decir. A nosotros nos encantan este tipo de eventos y nos lanzamos a participar en ellos con ardor casi juvenil a pesar de que ya hace alguna década que otra que se nos debió pasar, por lo que ya puedo asegurar que estamos esperando la próxima cita con impaciencia.

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