sábado, 1 de noviembre de 2014

Monegros de Tapas 2014



 Un año más acudimos a la zona de los Monegros por la festividad de Todos los Santos para cumplir con la tradicional cita con los cementerios, y como sucede habitualmente (ya van por la séptima edición) nos encontramos con la celebración de la ruta de tapas de la comarca, que incluye 14 bares y restaurantes de hasta seis poblaciones distintas, aunque curiosa y extrañamente en el folleto sólo aparecían los de cuatro, supongo que los otros dos serían incorporaciones de última hora y llegarían tarde a la imprenta. De todas formas, nosotros nos limitamos a los siete participantes situados en Sariñena, como siempre. En esta ocasión nos dio por acudir temprano y poco después de las 19:30 ya damos inicio a nuestro recorrido por las calles de la capital monegrina. Todos los locales ofertan dos tapas diferentes cada uno y el habitual pack de tapa y bebida cuesta 2'60 euros, con la posibilidad de elegir entre cerveza, vino o agua, y si se prefería un refresco había un suplemento de 0'50 €, que en algunos sitios nos cobraron y en otros no.
 Empezamos por la parte baja de la avenida de Fraga en el Café Alea Dublín donde nos sirvieron unas rodajas de longaniza de Graus (uno de los ingredientes más habituales en las tapas por estos lares, supongo que por aquello del producto de proximidad) con salsa de boletus y foie y a las que acompañaban dos tostadas, una con champiñones y otra con una especie de pesto, que la verdad es que no sé qué pintaban ahí, aunque tampoco me quejaré. A los que nos gusta la longaniza, nos sobraba la salsa o crema de setas, que aun estando rica, no hacía sino enmascarar el sabor del que se suponía y debiera haber sido el protagonista principal.

 La otra tapa de este local eran sus "Delicias de mar", un salteado de sucedáneo de angulas con gambas y alguna verdurita, que no estuvo nada mal.

 En la puerta de al lado está situada la Abadía de los Templarios, en los que suelen nombrar sus tapas como Abadía y Templarios, y eso cada año aunque cambien, como es el caso, las tapas, así que toca apuntarse que lleva cada una. La primera era una brocheta con tres porciones de rollito (o wrap que se les llama ahora) de un pan como de pita con jamón y queso fresco que nos gustó bastante a pesar de su sencillez.

 La otra tapa era algo más elaborada ya que se trataba de una especie de croqueta plana de longaniza, que también nos agradó bastante.

 En la misma calle y un poco más arriba estaban los dos locales siguientes, el primero de los cuales es el Alcanadre, donde en una copa de cóctel tipo Martini nos sirvieron su croquetón de risotto en sopa de boletus.

 Y la segunda tapa era coca de bacalao marinado al eneldo con un pisto frío de tomate, bastante similar a una esqueixada pero con el bacalao en un único trozo.

 Pasamos al restaurante Monegros, repleto de público en esos momentos, y en el que nos costó hasta hacernos con un sitio en la barra, y en el que probamos su pera de bacalao con alioli de tinta. La pera no era tal sino que era brandada de bacalao a la que se le había dado esa forma y luego se había conseguido darle un rebozado verde, supongo que gracias a algún colorante alimentario. La base era una especie de corteza que parecía el pan de gambas que suelen poner en los restaurantes chinos como aperitivo.

 También pudimos disfrutar de su arroz de matanza con camisa de ibérico, un sabroso arroz envuelto en panceta como si fuera un canelón. La verdad es que cada año son de los mejores del certamen, reflejando el elevado nivel de su cocina.

 En la plaza que hay al final de la avenida de Fraga y que sirve de unión con la de Huesca, estaba la siguiente parada de nuestro recorrido, el Hotel Restaurante Sariñena, que junto con el anterior, son de lo mejorcito de la población a nivel culinario. Suelen apostar por guisos bastante canónicos aunque en formatos y presentaciones puestas al día. Este año no fueron menos y empezamos por un soberbio guiso de toro al que casi le sobraba la lámina de micuit de pato que lo coronaba y la salsa de calabaza y naranja sobre la que reposaba, tal era su potencia gustativa.

 Pero es que su otra propuesta no era menos poderosa y no desmerecía en absoluto. Se trataba de otro guiso magnífico, esta vez de pollo de corral con salsa de almendras al que hacía de guarnición un arroz cremoso con berenjenas.

 Tras un par de intentos infructuosos de probar las propuestas del bar Ricks debido a un apagón en esa parte de la población (ya es mala suerte que se les vaya la luz un sábado por la noche), acudimos al cafetín de la pastelería Trallero para dar por finalizado nuestro recorrido por los bares de Sariñena. Haciendo honor al carácter del local siempre preparan una propuesta que sirva de postre y de dulce colofón a la ruta, pero no nos convenció el enunciado de su "salsa tropical con delicia de coco y escarcha de menta" y únicamente probamos su tapa salada, un hojaldre templado con dados de pollo a la mostaza y sal negra, que nos gustó bastante.

 Al final pudimos probar 11 tapas en seis locales distintos y por una vez terminamos a una hora decente que nos permitió volver a nuestro punto de partida a tiempo de retomar con nuestros amigos locales la particular ruta de bares de copas del pueblo. 

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