viernes, 13 de febrero de 2015

Chicoa (2015)




 Con la excusa de la cuaresma se volvía a celebrar la "Ruta del Bacallà" auspiciada por el Gremi de Bacallaners de Catalunya y que llega a su tercera edición. Como suele ser habitual, un grupo de restaurantes (en esta ocasión eran 25) de variada clase y condición ofrecían un menú basado en el bacalao y maridado con Inedit, la cerveza que patrocina el evento, con diversidad de propuestas tanto en el precio (entre 15 y 50 €) como en el estilo y en la composición de los menús. La novedad de este año era que una quincena más de locales proponían un platillo (se supone que algo mayor que una tapa) también de bacalao, y que en este caso oscilaban entre los 3'5 y los 15 euros.
 Nosotros nos decantamos por la opción del menú y para empezar decidimos volver al restaurante con el que nos iniciamos en esta ruta hace un par de años, el Chicoa (aquí podéis ver nuestra primera visita y aquí están todas nuestras experiencias con esta ruta), un clásico de la ciudad y encima especializado en bacalao, así que miel sobre hojuelas.
 Al sentarnos a la mesa que nos indicaron ya estaba esperándonos el folleto de la ruta personalizado para el restaurante, y casi al momento nos trajeron los panecillos y unas sabrosas aceitunas para entretener la espera, breve eso sí, hasta la llegada de la comida.
 Las fotos las hice con el móvil, que era nuevo y no lo tenía muy controlado, por lo que salen en un formato más alargado de lo normal (para los tecnófilos, 5:3 en lugar del más habitual 4:3).

 Además de la cerveza que patrocina este sarao y que ya va incluida en el menú, pedimos una botella de agua y que, para muy grata sorpresa nuestra, vino en envase de cristal y de litro, un formato que últimamente parece desterrado de gran número de restaurantes, en los que únicamente consigues botellines de 20 cl o como mucho de medio litro, supongo que porque les sale bastante más rentable, ya que les deben costar menos y te cobran más o menos lo mismo. 
(Si fuese tuitero, agitador social o similar iniciaría una campaña en contra de estos mini-formatos y a favor de la recuperación de las botellas grandes, pero se lo voy a dejar a gente con mentes más claras y espíritus más combativos que los míos)

 El aperitivo consistió en una espuma de patata con aceite de trufa, y también algo de trufa rallada por encima, pequeña pero muy rica, servida en un vasito como de cortado.

 Seguimos con los erizos de mar (garotas o garoines en catalán) gratinados, espectaculares como suele suceder con este producto cuando está bien tratado y aquí lo estaba. La ración además era la que se puede ver en la foto, de dos erizos por persona, ¡genial!

 Y si el plato anterior era bueno aún resultaron mejores las cocochas de bacalao al pil-pil, estupendas y con una salsa tan gelatinosa que era de esas que pegan los labios y que acabamos con ayuda del pan porque ya habían retirado las cucharillas del plato anterior, que si no, no sé yo. ¡Sublimes!

 El último plato salado, y el principal, era un bacalao gratinado con langostinos, con unas judías de guarnición y con una más que correcta salsa de tomate, que estaba bien, pero dado el altísimo nivel del que veníamos resultó inferior al resto de platos. No estaba mal pero le perjudicó la comparación, aunque eso sí, la ración era para campeones.

 Los postres los podíamos elegir de la carta habitual del restaurante y yo me decanté por el helado de yogourt con salsa de frambuesa, que ya me imaginé en ese momento y comprobé después, que era exactamente lo mismo que había pedido un par de años antes, pero es que como ya he comentado en alguna ocasión me gusta esta combinación.

 Mi pareja no quiso ser menos previsible y dejarme en mal lugar, y volvió a elegir la macedonia de frutas naturales con zumo de naranja, otro clásico.

 Al final la cuenta, con el agua y los cafés que no estaban incluidos en el menú, subió a casi 40 euros por persona, que está muy bien dado lo estupendamente que comimos y lo amablemente que fuimos tratados por el eficaz y atento servicio del restaurante, de los de antes, con camareros veteranos con todo el oficio del mundo. Ya lo dije hace dos años y aún no hemos sido capaces de ello, pero espero poder volver a este restaurante en otras circunstancias para disfrutar de su oferta a la carta y en condiciones "normales", porque se lo merecen por lo mucho que nos han hecho disfrutar sentados a una mesa.

Chicoa
http://www.chicoa.es/
C/ Aribau, 73
08036 Barcelona
93 453 11 23 (mejor reservar aunque es grande y suele haber sitio)
De 13.30 a 15.30 y de 20.30 a 23.30 excepto Domingos y festivos por la noche

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