sábado, 7 de noviembre de 2015

Sitges Tapa a Tapa Otoño 2015 (6ª edición)



 Nueva edición de la ruta de tapas de Sitges, la Sitges Tapa a Tapa que ya llega a su 6ª edición diría que con muy buena salud, ya que por primera vez celebran dos ediciones en el mismo año natural (aquí nuestra visión de la del pasado mes de Mayo) y, en consecuencia fuera de las fechas habituales, en otoño. El cambio de fechas cogió a algunos de los clásicos de esta ruta en sus vacaciones anuales que, tratándose de Sitges, parece que es más o menos habitual hacerlas tras la celebración del festival de cine fantástico. Aun así hasta 30 locales se apuntaron a esta nueva edición y nosotros allí que acudimos a disfrutar de esa población costera y de la compañía de nuestros amigos locales.

Empezamos nuestro periplo enfrente de la estación de tren, en Can Vilalta, con su tapa llamada "Delicia de bacalao". Un vasito con una estupenda brandada de bacalao coronada con tomate picadito y crujiente de jamón. Magnífico inicio con una de las mejores tapas que probamos, que si bien no era demasiado imaginativa sí era absolutamente convincente.

 Seguimos en Casa Tecla con su "Brou, que fa fred!", un caldo aromatizado con jengibre entre otras muchas cosas, con espinacas y albóndigas de cerdo, de sepia y gambas, un caldo que seguramente por su carácter marcadamente oriental, y por tanto poco familiar, no acabó de convencernos.

 En el Vivinwine servían su "Pasión mediterránea", un lomo de salmonete en escabeche anisado, sobre una porción de pastel de pescado de roca, perlas de fruta de la pasión y fideos de hinojo que nos gustó bastante, algo meritorio sobre todo teniendo en cuenta que el que escribe estas líneas no es nada amigo de ese tipo de elaboraciones, y con eso me refiero al pastel de pescado. Mención aparte para las baldosas de aspecto antiguo que servían de plato.

 Uno de los locales imprescindibles para nosotros en Sitges es La Barata, que en esta ocasión apostaron sobre seguro con su tapa "Marinatún", un taco atún marinado en soja y aceite de jengibre con cardamomo y crudités, que como se puede imaginar estaba muy bueno, lástima que mi foto no le haga justicia.

 Otro local donde estamos casi como en casa es el Nieuw Amsterdam, y allí servían una tapa llamada "Hào chi", una sabrosa hamburguesita de ibérico con salsa wakame, hoisin y mayonesa de 5 especias con pan de wasabi. Nos gustó mucho y personalmente destacaría el estupendo panecillo, de pan de verdad, y no de esos bollos industriales tan habituales en este tipo de platos, aunque la verdad es que era bastante pequeña y te dejaba con ganas de más.

 En el Platos Rotos de la calle del pecado un servicio algo desbordado nos presentó su tapa llamada "Patitos lejanos", un guiso de carrillera de buey confitada en su jugo a baja temperatura sobre crema de foie gras micuit con virutas de queso manchego, que no estuvo mal.

 Algo más abajo en esa misma calle hay un local de la cadena Dehesa Santa María donde pudimos probar su "Caputxeta Vermella", un montadito con perlas de mozzarella y jamón Ibérico con pesto rojo sobre tostada perfumada con aceite de queso curado y hojas tiernas del bosque, sencillo y resultón, nos gustó bastante.

 Tras el inevitable paseo por el paseo marítimo llegamos al Pic Nic, uno de los participantes en estos eventos con más nivel de cocina, donde servían "La gamba al “ajillo”", una más que decente gamba con puré de patata, puré de ajo, flor de ajo y pimentón de la Vera, muy, muy rica. 

 Volvimos nuestros pasos ya que en el mismo paseo de la Ribera se encuentra la hamburguesería The American Sitges, que presentaba "The Sunday Burguer" o hamburguesa del domingo para los que no dominan el inglés. Se trataba de una hamburguesa con ketchup de rábano picante y salsa de queso azul, servida con todos los extras en un panecillo artesano. No estuvo mal aunque no sea un gran fan de las hamburguesas, y la verdad es que era de buen tamaño, sobre todo si la comparabas con la que nos habían servido en el Nieuw Amsterdam, pero el panecillo era claramente inferior.

 Aún más adelante del paseo y ya cerca de la icónica iglesia de Sitges está el RED VELVET, un local con venas ecológicas y naturistas donde probamos su tapa llamada "Asian Velvet". Era un rollito vegano, tipo norimaki, a base de quinoa y especias, crudités y salsa oriental, que la verdad es que no nos gustó demasiado, pero también reconozco que creo que es la primera vez que probaba la quinoa, ese cereal que está tan de moda últimamente.

Cruzamos al otro lado de la iglesia hasta la playa de San Sebastián y tras dejar atrás una sucesión de restaurantes propios de una parque temático llegamos a La Pepa del Mar para probar su "Sepia arrugá", con una patatita que servía de base a una sepieta y aliñada con aceite de avellanas y parmesano. Nos gustó, mucho no, ¡muchísimo!, por lo que aún nos supo peor que la tapa fuera tan diminuta.

 De vuelta hacia el meollo de Sitges paramos en La Guineu, un local que suele ser de los mejores en estas rutas, y en esta ocasión no defraudaron con su "El Món en un mos", una pannacotta de mascarpone y aguacate con salmón ahumado artesano Järvi Soikkeli y caviar de aceite de oliva con pan de sémola de Cerdeña, todo un acierto.

 Bastante cerca se encuentra El Cable, el habitual ganador de los premios de la ruta y que esta vez presentaba "La tapa de l’Obelix", un civet de jabalí con uva caramelizada sobre una base de parmentier de patata morada y ajo negro, setas y crujiente de boniato, espectacularmente presentada bajo una campana con humo. No estuvo mal pero nos esperábamos más dado el nivel de ocasiones anteriores.


 Otro restaurante de gran nivel es el Casa Hidalgo, donde siempre hacen tapas muy buenas pero al que cada vez da más pereza acudir por la incomodidad con la que nos obligan a degustar sus propuestas. La de este otoño la llamaron "50 % OMEGA 3" y consistía en un ceviche de pescado humilde, carpaccio de gambas y espuma de cítricos. Estaba muy buena, pero entre un espacio de lo más incómodo y un servicio poco atento cada vez nos cuesta más venir aquí de buen ánimo.

 Otro clásico de la población es el Café Roy, donde probamos su tapa llamada "Quina trufa porta el lacón!", una coca de lacón y setas de temporada con parmentier de trufa, presentada tipo milhojas, en una combinación resultona.

 En el abarrotado y atareado bar de pinchos Izarra servían la "Papallona", una especie de montadito de pan de coca con queso de cabra y mozzarella, kiwi, manzana ácida y perlas de mango con una vinagreta de mostaza a la miel y virutas de chocolate. A priori parecían demasiadas cosas para poner juntas sobre un trozo de pan pero luego resultó una combinación acertada y equilibrada, donde todos los ingredientes aportaban algo sin imponerse a sus compañeros de viaje. Nos gustó mucho.

 En La Formatgeria de Sitges ofrecían una tapa llamada "El secret de Papa Pig", un bocadillo de focaccia de secreto ibérico y Gouda fundido, con crema de boniato, cremoso de setas y mermelada de pimiento rojo, conformando un buen conjunto aunque algo pequeño.

 Seguimos con los bocatas en el Tres Quarts, un bar de deportes especializado en rugby y en biquinis hechos con pan de payés. El llamado "Sweet Blue" era un bikini de pan de payés con miel, cebolla, queso azul y queso Edam, sencillo pero muy rico, y algo más contundente que la mayoría de sus competidores, algo que a esas alturas ya empezábamos a necesitar.

 La última tapa que probamos ese día fue la de la Taberna Guria, otro bar vasco de pinchos (¿cuántos de éstos hay en Sitges?) al que rescatamos del ostracismo al que le habíamos relegado hace unos años. La habían llamado "Mossegada de tardor" y era una mousse de ceps con tocino y bacalao presentado en una especie de tulipa de pasta filo. No estaba mal pero una barra a reventar y la evidente fragilidad del continente hicieron algo complicada su degustación restándole enteros, eso y que a esas horas ya estábamos algo hartos de comer y beber.
 (No sé si fue porque la estrechez que sufrimos en la barra hizo que sólo tuviera ganas de salir de allí, si fue porque el alcohol ya hacía estragos en mi capacidad de raciocinio, si fue por una conjunción de astros o si fue por una combinación de las anteriores, pero el caso es que olvidé hacer la foto a la tapa (¡oops!), por lo que únicamente puedo mostrar la del cartel que tenían en la puerta, al menos hasta que mi compañero de ruta Sergi tenga a bien pasarme la que él hizo.)

 Como ya era tarde y los locales empezaban a no servir las tapas o incluso a cerrar, además del peaje que la ruta había impuesto a esas alturas a nuestros ya no tan jóvenes cuerpos serranos, decidimos dar por finalizada la jornada e irnos a dormir, aunque no todos, ya que nuestros compañeros de aventuras "taperiles" sí que optaron por darle una oportunidad a la noche de Sitges.
-----------------------------------------------------------------

 El día siguiente amaneció bastante tarde pero no tanto como para nuestros resacosos amigos por lo que tuvimos que hacer solos la segunda etapa de nuestra ruta, que como se verá fue bastante más corta y tranquila que la primera, pero es que a partir de cierta edad los excesos se pagan, y cada vez más caros.
 No podíamos saltarnos la visita al Xampú Xampany, uno de los restaurantes de los que mejor hemos oído hablar y que siempre está entre los mejores en estos eventos. Esta vez su tapa se llamaba "Vent de tardor" y se trataba de una tarta de queso y castañas, con setas de temporada salteadas con panceta Ibérica y un crujiente de nueces, que era toda una encarnación del otoño. Como ya esperábamos estuvo muy bien, demostrando el gran nivel de su cocina.

 Enfrente de la estación de tren se encuentra el Decoure, dónde probamos su "Flor de tardor", en la que una especie de tulipa de pan servía de recipiente a una ensalada tibia de setas y foie. Entre que no soy muy amigo de los shitake y que el foie no lo recuerdo ni como artista invitado no acabó de convencernos demasiado.

 Nos fuimos hasta el Sirka a probar su tapa a la que les había dado por llamar "Planxadet es va quedar el garrinet que al Japó va anar", un nombre demasiado largo para un bocado tan pequeño, pues eran dos pequeños trozos de bocadillo de pan de coca con cochinillo, verduritas salteadas al wok y mayonesa de wasabi. Estaba realmente bueno pero como ya he dicho era muy pequeño.

 En La Granja de Sitges del carrer Major servían una tapa llamada "Pim, pam, Porc!", y que era una tostadita de pulled pork (¿qué les ha dado últimamente con esto del pulled pork?) con base de puré de garbanzos, salsa dulce especial y un toque de cebolla crujiente, que no estaba nada mal, aunque su tamaño tampoco fuera demasiado grande.

 En el local supongo que hermano del anterior, La Granja de Sitges, pero esta vez la situada en la calle Parellades, habían llamado a su tapa "Filet de l’hort", y era una especie de montadito de base tirando a crujiente con trocitos de solomillo y verduras salteadas encima, y con una salsa de oporto, otra tapa de dimensiones reducidas y, eso sí, buen sabor. 

 Aunque a esas alturas ya nos quedaban pocas tapas para poder decir que las habíamos probado todas,  y eso siempre es una importante acicate para continuar, dimos por acabados nuestros devaneos por las calles de Sitges y buscamos un sitio cómodo donde completar una comida, tomar un café tranquilamente y descansar un rato antes de tomar los bártulos y volver a la ruidosa metrópolis donde residimos. Iba a escribir que volvíamos a casa aunque la verdad es que en casa ya nos sentimos siempre que estamos en esta bonita localidad del Garraf, y más si es en buena compañía, como es nuestro caso.
 Al final probamos 24 de las 30 tapas que conformaban la ruta, con un primer día muy intenso y un segundo bastante más relajado, disfrutando de un estupendo fin de semana, como siempre que venimos a Sitges, y que, también como siempre, hace que casi aún no nos hayamos ido y que ya estemos deseando encontrar una excusa para volver, a ver si esta vez lo conseguimos antes de la próxima edición de su exitosa ruta de tapas.

No hay comentarios:

Publicar un comentario